miércoles, 3 de agosto de 2016

El don

A veces, cuando hago algún trabajo, siempre hay alguien que me dice "es que tú tienes mano para ello, yo no sabría hacerlo"
La verdad es que, práctica no me falta; en realidad tampoco es que tenga mucha, pero porque, normalmente, me lo pienso bien antes de hacer algo y cuando me pongo, voy a tiro fijo. Es como si mi cerebro ya hubiese estado procesando por su cuenta y me ofreciese la mejor alternativa. 
Si, a mí también me suena raro. 
Desde siempre me ha interesado la imitación de materiales distintos. 
Estoy fuera de casa, ya lo he explicado muchas veces, y no hago más que mirar a mi alrededor; las personas me llaman la atención, esa es otra historia, pero las texturas de lo que veo me fascinan.
Pues llevo una temporada obsesionada con eso de imitar...y he creado unas cuantas muestras a modo de fichas con el material imitado y el proceso seguido.
¿Os apetece una de ellas como aperitivo?
La idea era simular la pátina que ofrece el cobre con el tiempo. Ese color verde siempre me ha atraido y estos dias atrás se me metió en la cabeza que debía conseguir recrearlo. 
Mi cerebro ya tenía faena...
Los elegidos para aplicar la técnica fueron unos pomitos que corrían por el taller. Piezas de esas que compro y que no tienen un destino claro. 
Seguro que alguna de vosotras asiente con la cabeza.
¡Los encontré tan bonitos! 

Como primera capa le apliqué con un pincel Chalk paint en color casi negro.



Después y utilizando un trocito de espuma rota -mejor que la cara no sea lisa- fuí dando pequeños golpecitos con Chalk en color verde hielo. En unas zonas más que en otras y con mucho cuidado.



Pinté de blanco el extremo de los pomos para contrastar con el resto y finalicé el trabajo con el barniz ultramate de la marca La Pajarita, a la cual pertenecen también las pinturas utilizadas.





Podeis ver el resultado del proceso en las fotografias. Unas piezas que podemos utilizar en alguno de nuestros trabajos para dar un aire antiguo a, por ejemplo, un mueblecito.

Espero que os haya gustado y como siempre os digo; por aquí nos vemos.

sábado, 27 de febrero de 2016

Material

Empeñada como estoy en ir a  lo mio, miro a mi alrededor y estoy ojo avizor a cuanto me rodea.
Todo me inspira. A veces me ocurre yendo en tren y mirando por la ventana. Veo obras maestras en las piedras que tapizan entre los raíles de las vias. Sus tonos grises me fascinan y ese aspecto áspero, agresivo de sus cantos afilados. Las imagino en un lienzo colgado de una pared, llamando al espectador que camina por la sala.
Tal vez me llamará la atención la tierra a los lados, mientras circulamos a toda velocidad. Quizá el óxido que viste formando sinuosas lineas o grandes manchas las paredes de hormigón o las vallas metálicas que aparecen de vez en cuando en el trayecto que me lleva al trabajo.
El bosque, con sus árboles caidos, salpica algunos tramos del viaje ¡Lástima de ventanas cerradas que impiden la entrada del olor a tierra húmeda, a hojas secas o viento mañanero!

 

 
Mis paseos urbanos pueden ser interminables si he de pararme a mirar cuando algo me atrae; si ese edificio en ruinas me llama o la pared se empeña en llamar mi atención con su textura.
Sólo de pensarlo, la sangre impulsa con más fuerza mi corazón. Es la fuerza de lo material; de lo que entra por los ojos y después de ser procesado por el cerebro, se traduce en mil ideas, convirtiéndose en montones de proyectos por hacer.


Por mi trabajo, siempre estoy rodeada de papeles, cartones, pinturas y cientos de cosas que guardan dentro de sí todo un potencial creativo. Por ellas mismas no son nada, tienes que mirártelas con cariño y un interés malsano. Si, si, los dos sentimientos pueden ir juntos.

Estoy enamorada de las cosas que veo, de lo que despiertan en mi corazón y en mi cerebro. Donde unos ven un sencillo pedazo de cartón yo imagino un tesoro. Seguro que te suena la frase de un gran maestro que explicaba que trabajaba con sus herramientas la piedra para liberar la escultura que estaba encerrada dentro.
Me intriga y quiero saber si tú sientes lo mismo. 
Yo siempre digo que si hay algo que a mí me gusta, no creo que sea la única.
¿Y tú qué opinas?